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Estimulación cognitiva como terapia en el Ictus

El ictus es una enfermedad cerebro-vascular que afecta anualmente a 120.000 personas. Se produce por una disminución u obstrucción del flujo sanguíneo en el cerebro, produciendo un déficit de oxigeno en las células nerviosas, que, consecuentemente, dejan de funcionar.


Las consecuencias de un ictus pueden ser distintas según la zona y el lado del cerebro que se queda sin el necesario flujo de sangre. Tras el ictus podremos observar por tanto alteraciones en la marcha, problemas de lenguaje y/o deterioro en las diferentes capacidades cognitivas como la atención y concentración, la memoria, la orientación y percepción o el razonamiento y la toma de decisiones.



Es por ello que, además de una rehabilitación basada en la fisioterapia y la logopedia, es importante incluir la estimulación cognitiva como terapia temprana, con el fin de restaurar las funciones dañadas o de conseguir la máxima recuperación posible.


Las terapias de estimulación cognitiva han de ser personalizadas, evaluando el estado cognitivo al inicio para adecuar el tratamiento a sus necesidades, y ofreciendo actividades que supongan un reto pero que tampoco causen frustración. Manteniendo un seguimiento del proceso y del estado cognitivo para poder y re-diseñando las actividades de trabajo planteadas en un inicio.


Algunas de las actividades que podemos trabajar son las de orientación a la realidad, que facilitará su ubicación temporal y espacial, proporcionándole un aumento de la sensación de control; las de reminiscencia, que trabaja la memoria, especialmente la autobiográfica, a través de fotografías, canciones, objetos...; la de procesos atencionales, ya que la atención es una función básica dentro del funcionamiento cognitivo y afecta al resto de funciones; y la de lenguaje, manteniendo y estimulando la comprensión verbal, la comunicación y favoreciendo la fluidez y las verbalizaciones, mediante el tratamiento en grupo. Por otro lado, las nuevas tecnologías podrán ser muy útiles y motivadores como método de trabajo.




 

Cognitive stimulation as a therapy in the stroke

Stroke is a cerebrovascular disease that annually affects 120,000 people. It is caused by a decrease or obstruction of blood flow in the brain, producing a deficit of oxygen in nerve cells, which, consequently, stop working.


The consequences of a stroke may be different depending on the area and the side of the brain that is left without the necessary blood flow. After the stroke we can observe changes in walking, language problems and / or deterioration in different cognitive abilities such as attention and concentration, memory, orientation and perception or reasoning and decision making.


That is why, in addition to a rehabilitation based on physiotherapy and speech therapy, it is important to include cognitive stimulation as early therapy, in order to restore damaged functions or achieve the maximum possible recovery.


Cognitive stimulation therapies must be personalized, evaluating the cognitive state at the beginning to adapt the treatment to their needs, and offering activities that pose a challenge but that also do not cause frustration. Keeping track of the process and the cognitive status to be able to and re-designing the work activities proposed in a beginning.


Some of the activities that we can work are those of orientation to reality, which will facilitate its temporary and spatial location, providing an increase in the sense of control; those of reminiscence, which memory works, especially autobiographical, through photographs, songs, objects, etc; that of attentional processes, since attention is a basic function within cognitive functioning and affects the rest of functions; and the one of language, maintaining and stimulating the verbal comprehension, the communication and favoring the fluidity and the verbalizations, by means of the treatment in group. On the other hand, new technologies can be very useful and motivating as a method of work.






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